Menuda Semana Santa estamos teniendo con lluvia por todas partes… Ayer tuvimos bastante suerte, pero hoy parece que la cosa se complica y va a ser difícil poder escapar de ella. En cualquier caso, para unos días libres que tenemos, queremos aprovecharlos. Lo que debemos hacer es adaptarnos a la previsión meteorológica y escoger una ruta adecuada para ella. ¿Qué características queremos que tenga? Que no sea demasiado larga, que transcurra por bosque y que visite una cascada. Allá vamos.

Nos hemos venido a la comarca de Los Oscos, al oeste de Asturias, ya limítrofe con Galicia. De los tres municipios que la componen, hoy estamos en Santalla de Oscos (o Santa Eulalia). Ayer pasamos aquí la tarde visitando una feria de artesanía y hoy hemos madrugado para aprovechar una pequeña ventanita sin lluvia que parece que puede haber a primera hora.

La ruta que vamos a hacer es de las más conocidas de la zona, si no la más, por su sencillez y lo bonita que es. Comenzamos en el área recreativa de Pumares que se encuentra a menos de cinco minutos en coche de Santalla. Allí hay un buen aparcamiento y también podemos echarle un ojo al panel de inicio de la ruta. Está todo perfectísimamente señalizado.

El pueblo de Pumares tiene buena pinta, pero decidimos no pararnos a verlo y aprovechar para caminar ahora que no llueve. La ruta transcurre todo el tiempo junto al río Augüeira y aunque tiene algún leve repechito, es bastante llana. El camino es a veces algo más ancho, otras, más estrecho, pero salvo el barro que encontramos en algún punto, no tiene ninguna dificultad.

Aunque estamos a punto de terminar marzo, los árboles todavía no tienen ninguna hoja, cosa que agradecemos porque así tenemos casi todo el tiempo bastante buena visibilidad hacia el río, que baja espectacular. A veces también caminamos junto a muros cubiertos de un musgo tan mullido que no puedo dejar de ir tocando.

Cuando llevamos casi dos kilómetros pasamos por Ancadeira, una diminuta aldea abandonada. Seguimos caminando absortos por la belleza que nos rodea y disfrutando del olor del bosque húmedo y el sonido ensordecedor del río.

El Valle del Desterrado es una zona algo despejada con una tétrica leyenda que podemos leer allí mismo en un panel. En esa zona quedan también los restos de alguna corripa, antiguas construcciones circulares de piedra en las que se introducían los erizos caídos de los castaños que todavía tenían las castañas en su interior. Una vez llenas se tapaban con hojas y rastrojos y dos meses después se recogían. Con esto conseguían una mejor conservación de las castañas y poder disponer de ellas hasta los meses de abril o mayo.

Poco después llegamos a un cruce en el que tenemos que elegir entre cruzar el río y subir hasta el pueblo de Busqueimado o quedarnos en el camino que estamos y continuar hasta la cascada que hemos venido a ver. Como todavía no llueve, optamos por ir hacia la cascada. En 400 metros llegamos hasta ella.

A Seimeira, que es el nombre que reciben las cascadas en esta zona, es una caída de agua de unos 30 metros que podemos disfrutar desde dos puntos. Empezamos por el situado más abajo. Si no fuese porque hoy está todo empapado es probable que sea posible aproximarse algo más, pero ahora mismo nos jugamos darnos un buen tortazo y optamos por no arriesgar.

Retrocedemos unos pocos pasos y nos acercamos a otro punto de observación situado un algo arriba y, para mí, el más bonito. Como era de esperar, tras tantos días de lluvia la cascada está impresionante. Después de disfrutar de ella un rato y hacer unas cuantas fotos, emprendemos la vuelta.

Una vez en el cruce decidimos subir a Busqueimado. Está empezando a lloviznar, pero nos apetece caminar un poquito más. Aquí está la subida fuerte de la jornada. No es una cosa exagerada, algo más de 200 metros de desnivel en kilómetro y pico, pero en comparación con el resto de la ruta, se nota el contraste. A cambio, empezamos a disfrutar de buenas vistas hacia el bosque que nos rodea.

Una vez en Busqueimado hay que tomar un desvío a la izquierda para llegar a la capilla de San Pedro, que en sí misma no tiene gran cosa, pero está situada bajo dos fabulosos tejos milenarios. Por desgracia, la lluvia está arreciando y no podemos disfrutar del lugar como nos gustaría.

Toca emprender el regreso, que transcurre hasta Pumares por el mismo camino. Esta vez nos entretenemos algo menos con las fotos y pierdo la cuenta de las veces que abro y cierro el paraguas, porque la lluvia para y vuelve cada muy pocos minutos. De todas formas, de vez en cuando consiguen abrirse paso algunos rayos de sol que iluminan el entorno de una forma especial.

Esta vez, al llegar a Pumares con sol, sí que damos un breve paseo por el pueblo antes de volver a la furgoneta. ¡Cómo he disfrutado la ruta! Aunque no soy demasiado amiga de la lluvia, hay que reconocer que los bosques con ella lucen de una forma especial. ¡Y las cascadas, ni te cuento!

Más información sobre esta ruta

Esta ruta es el sendero homologado PR-AS 116. En caso de no subir hasta Busqueimado, el recorrido quedaría en algo menos de 7 km y unos 170 m de desnivel.

Si a alguien le interesa conocer la leyenda del Valle del Desterrado, puede leerla en este blog.

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22/10/2024 17:07
  • Distance Instructions
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Datos técnicos

  • Longitud: 9,3 km
  • Fecha de realización: 30/03/2024
  • Desnivel de subida: 400 m
  • Desnivel de bajada: 400 m
  • Punto más alto: 805 m
  • Punto más bajo: 507 m
  • Tipo de recorrido: Ida y vuelta
  • MIDE / Severidad del medio natural: 2
  • MIDE / Orientación en el itinerario: 2
  • MIDE / Dificultad en el desplazamiento: 2
  • MIDE / Cantidad de esfuerzo necesario: 3
→ ¿Qué es el MIDE?

Mapa

a_seimeira

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