Ya hace unos años, un amigo me recomendó la ruta del cañón del Eume diciéndome que era la más bonita de la provincia de A Coruña. A mí me cuesta más eso de categorizar algo como «la más bonita» o «la mejor», pero bueno, podría tener razón. Ese mismo amigo me dijo hace unos meses que fuese a hacer la ruta de la playa de Teixidelo en cuanto pudiese, que era espectacular. Pues ahora sí que me atrevo a ser más categórica. Para mí, es la ruta más bonita de la provincia.

Como la ruta de la playa en sí me parecía un poco corta, decidí alargarla con otra que vi en uno de los libros que tengo. Una vez preparado el track desde casa con ayuda de las ortofotos, allá fuimos. Ojo, también comprobamos los horarios de las mareas, ¡porque es muy importante ir con la marea baja!

La ruta va a empezar en el mirador dos Carrís, un poco antes de llegar a San Andrés de Teixido, y desde nuestra casa nos llevará unas dos horas en coche. Con lo que no contábamos es con encontrarnos una prueba ciclista. Desde antes de llegar a Cedeira nos topamos con un pelotón (con el correspondiente coche detrás prohibiendo adelantar) y estuvimos casi una hora detrás de ellos. ¡Menos mal que habíamos salido con tiempo!

Cuando al fin llegamos al mirador, tal y como nos ha ocurrido en nuestras últimas rutas, había niebla, pero parecía que estaba levantando. Decidimos no acercarnos al mirador propiamente dicho (total, para no ver nada) y ponernos en marcha.

El camino me sorprende gratamente ya desde el principio. No sé por qué, me esperaba eucaliptos, pero no. Bueno, sí que los hay, pero a lo lejos. No caminamos entre ellos. También nos vamos fijando en las nubes e intentando predecir qué quieren hacer. Ahora mismo, lo que más nos interesa es que no lleguen al mar, y parece que no, que se quedan algo más arriba.

Tras algo más de tres kilómetros por una pista muy agradable y bajar un poco por carretera, llegamos al mirador del cruceiro de Teixidelo. Las vistas desde aquí son maravillosas, aunque vemos que la nube está situada a la altura de la garita de Herbeira, hasta donde pretendemos subir después. De todas formas, todavía falta bastante para eso, así que somos optimistas y esperamos que levante algo más adelante. Aquí nos encontramos con más gente, porque la zona es muy turística y es imposible estar solo un domingo de agosto en un sitio al que se puede llegar en coche.

Pero vamos a lo que veníamos, a la única (que se sepa) playa de arena negra de origen no volcánico del mundo. El comienzo de la bajada es por un camino cómodo que enseguida se convertirá en un camino lleno de barro, pero como llevamos botas, nos da igual. En cuanto se despejan los árboles, empezamos a maravillarnos. ¡Qué paisaje! Es imposible de describir. No lo describen bien ni las fotos.

Habíamos leído que la bajada a la playa era complicada y que no era difícil perderse, pero la verdad es que por ahora no nos parece para tanto. Es un sendero estrecho y algo resbaladizo en algún punto, nada más. Pero es que la complicación vendría más adelante. Aunque vamos a subir por el mismo sendero, en la playa vamos a hacer un pequeño recorrido circular. Aquí es donde está la complejidad del asunto.

Aunque parezca increíble, estamos en un circo glaciar, y como todos los glaciares, ha dejado su morrena correspondiente. Atravesamos este pedrero muy poquito a poco (yo estoy recuperándome de un esguince) y ayudándonos casi más con las manos que con los bastones. De todas formas, nos paramos cada minuto para levantar la mirada y disfrutar de dónde estamos. Es un lugar único en el mundo. Me parece sobrecogedor.

Desde arriba parecía que la playa era toda de rocas, pero no, también hay arena. También se ven bastantes restos de un barco naufragado frente a esta costa en 1980. Hoy el mar está tranquilo, pero un día de temporal debe dar mucho miedo.

Vamos avanzando poco a poco hasta ir abandonando de nuevo el nivel del mar. Antes de emprender la subida definitiva nos desviamos para ver una cascada que nos encontramos seca. Qué pena. Habrá que venir en otra época del año…

Última panorámica antes de volver a subir.

Al llegar de nuevo al cruceiro paramos para comer sentados en un banco. Mientras estábamos allí, un chico nos preguntó si veníamos de la playa, a lo que contestamos que sí, y que si el camino estaba señalizado, a lo que contestamos que no. Le dio igual. Allá se fue con otras dos chicas con sus zapatillas blancas relucientes. ¡Espero que no hayan tenido ningún percance!

Al acabar los bocadillos emprendemos la marcha de nuevo. Nuestro objetivo ahora es la garita de Herbeira, el punto más alto de la Serra da Capelada, a 620 m sobre el nivel del mar. Al principio vamos siguiendo algún camino, y al ver que desaparecían pero que la vegetación era muy baja y permitía andar, decidimos continuar buscando la línea de acantilado. A medida que vamos subiendo las vistas son más y más espectaculares. Curiosamente, tampoco hace nada de aire. La temperatura es perfecta. ¡Y parece que las nubes se han levantado!

La garita de Herbeira es un sitio muy turístico, así que nos lo encontramos lleno de gente. De todas formas, como ya habíamos estado en otra ocasión, hacemos un par de fotos y continuamos. Vamos un rato por carretera, pero en cuanto vemos que podemos atajar, volvemos a ir campo a través.

Enseguida cogemos un camino muy deshecho e incómodo, bastante cerrado, que baja a la derecha del rego do Seixo. Si miramos hacia el otro lado del regato, vemos un camino herboso con mucha mejor pinta. Claramente, nos hemos equivocado. Decidimos no dar la vuelta ya que vemos que la carretera  está cerca, pero al llegar abajo del todo tenemos que atravesar un alambre de espino que nos cuesta un buen rato y unos cuantos enganchones. El agua nos empieza a escasear y vemos que todavía nos falta bastante. Intuimos que lo más bonito del día también lo hemos pasado ya, así que el ánimo empieza a decaer un poco.

Llegamos por carretera hasta la aldea de Meizoso donde un anciano nos indica una fuente donde poder coger agua. El ánimo vuelve a levantarse otro poco.

Continuamos nuestra ruta caminando entre pastizales hasta llegar a un parque eólico que, inevitablemente, tenemos que atravesar. Cuando ya vamos pensando que hoy no vamos a volver a disfrutar de paisajes bonitos, llegamos al mirador Chao da Poza da Auga, donde abandonamos las pistas de los eólicos y volvemos a disfrutar de las vistas al mar. ¡Qué bonito!

Al llegar a la caseta forestal hacemos una pequeña parada para beber y disfrutar de nuevo del paisaje. Qué paz se respira allí… Ya solo nos queda bajar un poco más y terminar la ruta por una cómoda pista llana. Antes de subirnos al coche nos acercamos, ahora sí, a disfrutar de las vistas del mirador en el que estamos.

Ha sido una ruta larga y exigente, pero ha valido mucho, muchísimo, la pena.

San Andrés de Teixido y acantilados de Herbeira desde el mirador dos Carrís.

Más información sobre esta ruta…

Para hacer esta ruta unimos dos. El tramo circular lo descubrimos en el libro Galicia. Rutas con leyenda, de Sua Edizioak. Para hacer la bajada a la playa de Teixidelo nos ayudó mucho el blog Roteiros Galegos.

En el GPS llevábamos el mapa TopoGalicia para Garmin, que nos ayudó en la zona de acantilados.

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04/12/2019 11:58
  • Distance Instructions
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Datos técnicos

  • Longitud: 22,8 km
  • Fecha de realización: 04/08/2019
  • Desnivel de subida: 1.033 m
  • Desnivel de bajada: 1.033 m
  • Punto más alto: 612 m
  • Punto más bajo: 0 m
  • Tipo de recorrido: Circular
  • MIDE / Severidad del medio natural: 3
  • MIDE / Orientación en el itinerario: 3
  • MIDE / Dificultad en el desplazamiento: 3
  • MIDE / Cantidad de esfuerzo necesario: 4
→ ¿Qué es el MIDE?

Mapa

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