Llegamos a Fermoselle a última hora de la mañana y tras dar un pequeño paseo por el pueblo (¡qué bonito es!), nos fuimos a comer a un restaurante. Para aprovechar bien la tarde y bajar un poco la comida, vamos a hacer ahora un pequeño recorrido muy sencillito que parte desde aquí. Estamos deseando empezar a conocer los Arribes del Duero.
Hemos aparcado en la zona norte del pueblo, al lado de la plaza de toros, y aunque el comienzo oficial de la ruta parte del lado opuesto, preferimos atravesar otra vez la villa caminando. Fermoselle es un pueblo de origen medieval completamente laberíntico y vale mucho la pena perderse entre sus callejuelas. Otra de las curiosidades de Fermoselle es que tiene el subsuelo totalmente agujereado. ¡Hay cientos de bodegas bajo las casas! Algunas entradas a estas bodegas tienen rejas y se puede echar un ojo hacia el interior. En fin, que no importa no llevar un rumbo demasiado definido. Hay que disfrutar del paseo y punto. De todas formas, sí que buscamos un sitio concreto por el que no pasamos esta mañana: el mirador del Torojón. La verdad es que las vistas desde aquí valen mucho la pena.
Una vez que conseguimos llegar a la zona sur del pueblo buscamos el comienzo de nuestro sendero. Justo en el cruce hay alguna señal y un panel informativo. El camino transcurre sin ninguna dificultad entre campos de almendros, viñedos y olivares. En algún momento se vislumbra el Duero a lo lejos, pero sabemos que desde el mirador al que nos dirigimos lo veremos mucho mejor.
Este camino desemboca en una pista asfaltada que nos lleva hasta la ermita de Santa Cruz, donde también hay un mirador. Desde aquí no vemos el río, pero sí Fermoselle, bastante pequeñito ya, en el alto sobre el que está construido.
Seguimos caminando, ya de nuevo sin asfalto. Voy maravillada con la luz que nos acompaña. El cielo está cubierto de unos nubarrones grises oscuros que a ratos permiten que se cuele algún rayito de sol que da un color más bonito todavía si cabe a los tonos otoñales que nos rodean.
Este agradable paseo que estamos dando culmina en el mirador de las Escaleras. Aquí se encuentran también las ruinas de un antiguo puesto de carabineros, desde donde se controlaba el paso de personas y mercancías a través de esta frontera fluvial. Las vistas del río Duero desde aquí son preciosas. Además, la luz que ya comenté antes que nos está acompañando creo que le da un toque más especial todavía. ¡Es imposible dejar de hacer fotos! Pero bueno, son ya las cinco de la tarde y todavía tenemos que volver. A ver si se nos va a hacer de noche…
El regreso hay que hacerlo por el mismo camino y ahora sí que nos entretenemos mucho menos y caminamos a buen ritmo. Tampoco nos adentramos otra vez en Fermoselle. Esta vez rodeamos el pueblo por la carretera y tampoco es mal plan, porque desde aquí volvemos a tener unas vistas muy bonitas sobre el río.
La verdad es que con el paseíllo por Fermoselle nos ha salido una ruta algo más larga de lo que habíamos previsto, pero qué más da. Ha sido una muy buena forma de aprovechar la tarde.
Más información sobre esta ruta
Los datos técnicos que figuran más abajo incluyen nuestro recorrido por Fermoselle. Si se elimina esta parte, la ruta quedaría en unos 6 km y 90 m de desnivel. También se puede llegar en coche hasta la ermita de Santa Cruz. Desde allí, el recorrido de ida y vuelta hasta el mirador sería de menos de 3 km y unos 30 m d desnivel.
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- Distance Instructions
Datos técnicos
- Longitud: 8,2 km
- Fecha de realización: 09/12/2021
- Desnivel de subida: 150 m
- Desnivel de bajada: 150 m
- Punto más alto: 700 m
- Punto más bajo: 623 m
- Tipo de recorrido: Ida y vuelta
- MIDE / Severidad del medio natural: 1
- MIDE / Orientación en el itinerario: 1
- MIDE / Dificultad en el desplazamiento: 2
- MIDE / Cantidad de esfuerzo necesario: 2
Mapa
Información geográfica propiedad del Instituto Geográfico Nacional.
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