Ruta de los puentes de Ucieda

La ruta de hoy comienza un poco más allá de la Campa de Ucieda, a donde se llega tomando un desvío hacia Ucieda desde la carretera CA-180 que une Cabezón de la Sal con Valle. Al pasar por esa campa con el coche el primer pensamiento que me vino a la cabeza fue inevitable: aquí tomé el bocadillo de Nocilla más maravilloso de mi vida cuando participé en Los 10.000 del Soplao (puedes ver aquí mi experiencia). Estamos en el Parque Natural Saja-Besaya, concretamente en el municipio de Ruente.

Lo dicho, una vez en el punto de comienzo de la ruta y tras terminar de prepararnos, nos ponemos a caminar. Empezamos subiendo por una pista asfaltada. La subida se hace un poco monótona, pero ya sabíamos que sería así. Cuando apenas llevamos un kilómetro vimos un camino que salía a mano derecha y nos asomamos un poquito para tener mejores vistas del bosque que nos rodea. Fue una pena no haber mirado el mapa en ese momento, porque poco después salía otro caminillo que iba paralelo a la pista y nos habríamos ahorrado un buen trecho de asfalto.

Tras casi 3 km de pista, comienza la ruta de los puentes de verdad. Hay varios tramos de recorrido “en balcón”, muy llanos y con vistas preciosas al valle… En uno de esos primeros tramos vimos cuatro ciervas (o eso nos pareció, porque estaban algo lejos). ¡Qué alegría nos da siempre ver algún bichillo!

En torno al kilómetro 4 vimos un desvío que se dirigía al roble Tumbao, un inmenso roblón centenario de forma y tamaño espectaculares. Hay que alejarse solo unos 100 m del sendero principal y vale mucho la pena.

El camino va recorriendo una ladera atravesada por muchas vaguadas por las que transcurren numerosos arroyos (que hoy apenas llevan agua). Para cruzar esos riachuelos hay pequeños puentes de madera, y de ahí el nombre del recorrido. Algunos son poco más que un par de tablones, otros son más largos y con barandilla… Hay un poco de todo. Terminamos contando, si no perdimos la cuenta (que podría ser), 13 más otros dos que estaban rotos.

Otro de los árboles con nombre de la ruta es el haya de la Llana de Olar. ¡Qué altura! De todas formas, es difícil destacar solo dos árboles. Llevamos todo el día recorriendo este bosque y hemos visto un montón de ejemplares maravillosos.

La última parte de la ruta está orientada al oeste y nos dio algo más el sol, cosa que agradecimos. Aprovechamos para comer en esta zona.

El final de la ruta vuelve a ser por pista, pero vimos un desvío hacia un sendero adaptado para personas ciegas y optamos por tomarlo. Es mucho más agradable que la pista que además, después, incluso pasa a ser carretera.

Desde luego, lo de hoy ha sido un baño de bosque en toda regla. Ha estado protagonizado por robles y hayas, pero también hemos pasado junto a avellanos y acebos y, probablemente, al lado de otras especies que quizás nos hayan pasado más desapercibidas. ¡Este viaje por Cantabria no ha empezado nada mal!

Más información sobre esta ruta

El primer lugar en el que oímos hablar de esta ruta fue en la guía de Lonely Planet Lo mejor de Cantabria. Buceando un poco más por Internet consultamos también la información de los blogs Roteiros Galegos y Turtle Track.

En el momento en el que hicimos nosotros la ruta estaba muy bien señalizada.

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Datos técnicos

• Longitud: 14,3 km
• Fecha de realización: 09/01/2023
• Desnivel de subida: 460 m
• Desnivel de bajada: 460 m
• Punto más alto: 575 m
• Punto más bajo: 280 m
• Tipo de recorrido: Circular
• MIDE / Severidad del medio natural: 2
• MIDE / Orientación en el itinerario: 2
• MIDE / Dificultad en el desplazamiento: 2
• MIDE / Cantidad de esfuerzo necesario: 3

→ ¿Qué es el MIDE?

Mapa

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Información geográfica propiedad del Instituto Geográfico Nacional.