Llevamos toda la semana mirando la previsión del tiempo y cambia cada día. La miramos por última vez hoy mismo, todavía dentro de la cama. Finalmente, decidimos ir.
Cuando llegamos a las Médulas no solo llueve: diluvia, jarrea, también graniza. No hay palabras suficientes para describir semejante cantidad de agua. A la entrada del pueblo hay una persona organizando un poco los coches. Le comentamos que vamos a andar y nos mira como si estuviésemos locos. Le entiendo perfectamente. Llueve tanto que ni siquiera salimos del coche para preparar la mochila y ponernos las botas. Me deslizo hacia el asiento trasero y lo abato desde dentro para acceder al maletero. Aunque parezca increíble, somos optimistas y estamos decididos a hacer la ruta. De todas formas, hacemos una paradita en un bar antes de comenzar.
Y en ese ratillo de bar… ¡sale el sol!
Pletóricos, comenzamos a caminar. Empezamos yendo hacia el lago Sumido. Este tramo es prácticamente llano y va por una cómoda pista. La mezcla de sol con nubarrones negros proporciona una luz preciosa. Antes de llegar a este lago pasamos al lado de un par de lagunitas más.
- Y pensar que hace menos de una hora diluviaba…
- Lago de Sumido
Volvemos unos metros sobre nuestros pasos para dejar la pista e ir un rato por un sendero. Todavía tenemos a las Médulas algo lejos, pero aun así ya no paramos de hacerles fotos. Si esto ya nos parecía bonito… ¡lo que nos faltaba!
- Se agradece escaparse un poco de las pistas.
- Todavía las teníamos lejos y ya no parábamos de hacerles fotos.
De nuevo cogemos una de las pistas señalizadas y empezamos a subir. Al poco rato nos encontramos en el primer mirador del día, el de las Pedrices. Podríamos quedarnos allí ya todo el día. ¡Qué vistas! Pero todavía nos falta y, aunque por ahora no nos llueve, desde el mirador sí vemos otras zonas en las que está cayendo agua. Debemos darnos algo de prisa para que, si nos pilla la lluvia, sea el menor tiempo posible.
- Atravesamos ahora un bosquecillo de alcornoques.
- Vista desde el mirador de las Pedrices.
Seguimos por la pista, que es cómoda aunque algo monótona, hasta que nos desviamos por un senderín a mano izquierda que, en fuerte subida, nos llevará hasta el mirador del Pico Reirigo. Parece imposible, pero en cada mirador las vistas son todavía mejores que las anteriores.
- Un poco más de subida suave por pista…
- …y un último arreón por sendero…
- …para disfrutar sin parar.
- El sol y las nubes hacen que el paisaje varíe cada 5 minutos.
Aquí empieza, para mí, uno de los tramos más bonitos del camino. Un senderito no apto para personas vertiginosas que nos lleva al pie de una preciosa pared rojiza donde podremos ver muy de cerca curiosas formaciones y agujeros hechos en la época de los romanos. ¡Mucho más entretenido que las pistas!
- ¡No vale resbalar!
- Desde aquí tenemos una buena perspectiva del sendero por las Médulas de Yeres.
- Este sendero permite pararse a echar un ojo a las huellas de los romanos…
- …pero con cuidadito.
Continuamos subiendo por un cortafuegos hasta el pico Placias, el punto más alto del día y sin mayor interés, y bajamos para comer en el área recreativa de Campo de Braña. A medida que nos vamos acercando vemos que hay mesas cubiertas y descubiertas. Solo queda una cubierta libre… y nos la coge una pareja que aparece de la nada. De todas formas, tenemos suerte y continúa sin llover. Eso sí, ¡menudo frío!
Continuamos por pista cómoda hasta el mirador de Orellán, uno de los más conocidos y donde ya nos encontramos a más gente. En ese momento, empieza a precipitar, pero no es lluvia: ¡nieva! Qué sensación tan extraña. Estamos en pleno mes de mayo, caen algunos copos de nieve pero estamos viendo el sol al mismo tiempo. No nos paramos demasiado, no vaya a ser que empeore.
- Aunque hace un frío invernal, las flores nos recuerdan que ya estamos en primavera.
- Parece que hacemos siempre la misma, pero es imposible parar de hacer fotos.
Bajamos a través de un bosque precioso de castaños centenarios y llegamos a la zona más turística de la Cuevona y la Encantada. Ya no tenemos prisa, así que nos introducimos en esta última y la visitamos con calma. Poco después, estaremos de nuevo en el pueblo de las Médulas donde aprovechamos para visitar el centro de interpretación y entender un poco mejor el paisaje que hemos visto.
- Hay castaños realmente espectaculares.
- Este sendero nos enamoró.
- La Cuevona
- La Encantada
- Explorando un poco por las galerías llegamos a este fabuloso mirador.
- Y fin de la jornada.
Ha sido una jornada espléndida, de las que dejan un gran sabor de boca. Un día precioso de sol y nubes que nos ha proporcionado una luz mágica en lugar espectacular. Ya había estado en otra ocasión, pero sin pasar por el sendero de las Médulas de Yeres o el del bosque de castaños, y no hay punto de comparación con las rutas señalizadas por pistas.
Más información sobre la ruta
Hicimos esta ruta siguiendo las indicaciones del libro El Bierzo. 50 rutas a pie, de Calecha Ediciones. Ha sido un acierto total.
Si quieres ver más rutas en El Bierzo, pincha AQUÍ.
Si quieres ver más rutas en la provincia de León, pincha AQUÍ.
- Distance Instructions
Datos técnicos
- Longitud: 13,2 km
- Fecha de realización: 12/05/2018
- Desnivel de subida: 488 m
- Desnivel de bajada: 488 m
- Punto más alto: 1.021 m
- Punto más bajo: 722
- Tipo de recorrido: Circular
- MIDE / Severidad del medio natural: 2
- MIDE / Orientación en el itinerario: 2
- MIDE / Dificultad en el desplazamiento: 2
- MIDE / Cantidad de esfuerzo necesario: 3
Mapa
Información geográfica propiedad del Instituto Geográfico Nacional.
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