Hay días en los que el cuerpo, aunque sobre todo la mente, me piden aire libre y naturaleza. Hoy es uno de ellos, pero hay un pequeño problema: la previsión del tiempo no es nada buena y odio la lluvia (sí, ya sé que es muy necesario que llueva, pero no me gusta la lluvia, qué le voy a hacer). Así que imaginaos la necesidad de salir al monte que tenía que incluso así decidí calzarme las botas. De todas formas, me estudié las previsiones muy detalladamente para, al menos, intentar que nos lloviese lo menos posible. El destino escogido fue el concello de Paradela, en la provincia de Lugo.
Paradela cuenta con un sendero homologado bastante antiguo que tengo fichado desde hace tiempo, la ruta del río Loio, pero como es lineal y no demasiado largo, optamos por alargar un poco el recorrido hasta Portomarín. Dejamos el coche en Portomarín, compramos bocadillos en un bar y llamamos a un taxi para que nos llevase hasta el punto de comienzo de la ruta, justo al lado de la piscina municipal de Paradela. Empieza a llover en cuanto nos subimos al taxi.
Al bajarnos del taxi ya está diluviando. En una orilla de la carretera, bajo unos árboles, nos ponemos los chubasqueros, los cubremochilas y desenfundamos los paraguas. Nos preguntamos también que qué narices hacemos ahí. No nos atrevemos a ponernos a caminar. Parece una locura ponerse en marcha en esas condiciones. Miramos de nuevo la previsión y el radar en el móvil… Dudamos mucho, pero soy optimista. Además, ahora que ya estamos aquí…
El comienzo de la ruta está muy bien señalizado con un gigantesco panel informativo. Empezamos bajando de forma bastante pronunciada, incluso con escaleras. La naturaleza enseguida nos engulle. Debo reconocer que aunque no me guste mojarme, los días lluviosos los bosques tienen un encanto especial. Apenas hago fotos, pero aun así me quedo atrás. Esto me hizo perderme el momentazo que vivió Sergio, que se encontró un zorro de frente.
Cuando llevamos algo menos de kilómetro y medio vemos un desvío que indica que a 100 m podremos ver el molino de Pías. Lo tomamos, para lo cual continuamos bajando (después tendremos que subir), pero me decepciona un poco. El molino está en estado bastante ruinoso y lleno de maleza. También puede ser que la lluvia no me ayudase a verlo de forma más objetiva, claro. Subimos hasta el comienzo del desvío y continuamos nuestra ruta. El camino es casi siempre bastante ancho y no presenta problemas.
Algo más abajo debemos cruzar el río Loio, que es el que estamos siguiendo. Nos encontramos dos puentes: uno en estado totalmente ruinoso y otro algo más modesto, pero en buenas condiciones.
Aunque estamos siguiendo el sendero río abajo, la ruta está llena de repechos. Que nadie piense que esto es todo bajar. Pasamos junto a unos robles y castaños espectaculares y a continuación llegamos al siguiente punto de interés del día: el muíño da Retorta. Se trata de un molino gigantesco con cuatro piedras de moler situado en un entorno precioso con una pequeña presa y rodeado de castaños.
Seguimos nuestro camino siempre por bosque hasta llegar a otro pequeño puente. Este sí que da algo de respeto porque no tiene barandilla y resbala un poco. Al final, con cuidado, lo pasamos sin problema, pero si no, siempre habría quedado la opción de cruzarlo a cuatro patas.
El siguiente tramo del camino continúa siendo muy bonito y encajado entre muros de piedra construidos quién sabe cuándo. Poco antes de llegar a la aldea de Loio tomamos un nuevo desvío de ida y vuelta, también señalizado, hacia las ruinas del monasterio de Santa María de Loio. La bajada hasta allí no es sencilla y aunque hay señales, la maleza nos obliga a improvisar un poco, pero llegamos. Vemos restos de muros, escaleras para acceder al lugar, un sarcófago antropomorfo y un eremitorio.
Volvemos, atravesamos la aldea de Loio y el paisaje cambia. Decimos adiós a los bosques para saludar a los viñedos. Ya estamos casi en la desembocadura del Loio en el Miño y aquí el río, algo encañonado, ya forma parte del embalse de Belesar, aunque el nivel es muy bajo. Me parece un tramo muy bonito.
La ruta del río Loio termina en cuanto llegamos a la carretera, pero como dije antes, nosotros queremos ir hasta Portomarín. Lo haremos utilizando el Camino de Santiago, pero antes hay que llegar hasta él. Sin cruzar la carretera general, cogemos otra que sube a mano derecha y que abandonamos por un camino unos 600 m después.
Al principio el camino está bien, pero poco después tuvimos el tramo más incómodo de la jornada. El sendero estaba bastante cerrado y muy encharcado, por lo que tuvimos que meternos un poco en una finca para poder pasar.
Al llegar a la aldea de Vilachá la ruta cambia por completo. Hemos llegado al Camino de Santiago y eso implica que se termina la soledad. ¡Qué cantidad de gente! Por suerte, poco después el Camino se bifurca. Según un cartel, el recorrido oficial atraviesa un tramo algo complicado, así que hay otra opción más fácil. Nosotros, en un alarde de valentía, optamos por el tramo difícil. Esta zona complicada resultó ser una especie de callejón con unos escalones rocosos. No supuso ningún problema, pero es cierto que si estuviese mojado tiene pinta de ser algo peliagudo.
Poco después alcanzamos la carretera, cruzamos el puente sobre el Miño y llegamos a Portomarín. Este pueblo es muy reciente ya que el original quedó bajo las aguas del río cuando se creó el embalse de Belesar, en los años 60. De todas formas, algunos de los monumentos originales, como la iglesia de San Nicolás, se trasladaron piedra a piedra al nuevo emplazamiento.
Por cierto, no lo he dicho antes, pero al final paró de llover bastante pronto y pudimos disfrutar de la ruta en todo su esplendor. ¡Qué bien me ha sentado respirar un poco de aire puro!
Más información sobre esta ruta
Como comenté durante la descripción anterior, buena parte del recorrido que hicimos es el PR-G 14, ruta del Loio. Después nos fuimos en busca Camino de Santiago, sería el tramo final de la etapa Sarria – Portomarín. El tramo de unión de ambas rutas no está señalizado.
El acceso a las ruinas del monasterio de Santa María de Loio es algo complicado, con bancales y bastante maleza. Si no se hiciese ese tramo, el apartado «dificultad de desplazamiento» del MIDE pasaría a ser un 2.
El taxi de Portomarín a Paradela nos costó 12 €.
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- Distance Instructions
Datos técnicos
- Longitud: 12,4 km
- Fecha de realización: 17/09/2023
- Desnivel de subida: 353 m
- Desnivel de bajada: 620 m
- Punto más alto: 662 m
- Punto más bajo: 355 m
- Tipo de recorrido: Travesía
- MIDE / Severidad del medio natural: 2
- MIDE / Orientación en el itinerario: 3
- MIDE / Dificultad en el desplazamiento: 3
- MIDE / Cantidad de esfuerzo necesario: 3
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