No creo que haya demasiadas personas en Galicia que vivan de Vigo para abajo y no hayan ido nunca al castro de Santa Trega (hace años se le llamaba Santa Tecla). Ya no vivo en esa zona, pero de niña fui con excursiones del colegio, del instituto, con mis padres, con primos de Madrid que venían de visita… En fin, imposible llevar la cuenta. De todas formas, como hacía muchísimo que no iba por allí, tenía ganas de volver.
Aparcamos al lado del puerto de A Guarda y tras comprar la comida para después, nos ponemos en marcha. Debemos hacer un pequeño tramo urbano, pero el pueblo no es demasiado grande y enseguida estamos en el monte. Hemos salido desde el nivel del mar y nos estamos dirigiendo al monte Santa Trega. No queda más remedio que subir.
Aunque el camino no es demasiado bonito al estar invadido de acacias y mimosas, es lo menos importante de la ruta de hoy. Lo que cuentan son las vistas. En cuanto ganamos algo de altitud, el paisaje marítimo del que estamos disfrutando nos hace olvidar un poco a las plantas invasoras. En cualquier caso, sí se ve que es un monte cuidado y hay zonas reforestadas con árboles caducifolios.
Hacemos una primera breve parada en el mirador do Montiño. Todavía está en obras, pero las vistas no hay que construirlas. El pintoresco pueblo de A Guarda ya está casi bajo nuestros pies. Algo más arriba, en un punto donde el camino coincide con la carretera, pasamos por otro mirador. Ahora, además de las vistas anteriores, sumamos una nueva visión hacia el río Miño y Portugal.
Seguimos subiendo y llegamos al castro de Santa Trega, un enorme yacimiento arqueológico de los siglos II y I a.C. ¡Aquí llegaron a vivir 3.000 personas! Es un lugar para pasear, curiosear con calma y echarles un ojo a los paneles informativos.
En vez de subir desde aquí directamente a lo alto del monte, optamos por uno de los caminos señalizados del PR-G 122, Camiños do Trega, y recorremos parte de la ladera este del monte antes de subir hasta arriba. Vale la pena porque se pasa por otra zona con el yacimiento excavado.
Pasamos junto a una caseta forestal y continuamos el ascenso siguiendo un via crucis. Una vez arriba lo primero que hacemos es dirigirnos al alto do Facho, coronado por unas feas antenas, donde volvemos a disfrutar de las vistas hacia A Guarda y la cordilleira do Torroso que asoma justo detrás. A continuación, pasamos junto a la ermita de Santa Trega y subimos a un nuevo mirador que nos proporciona unas vistas totalmente diferentes: esta vez observamos la desembocadura del Miño. Aprovechamos esas vistas para comer algo y darle mimos a una gata preciosa y cariñosa que se nos acercó.
Está claro que después de haber llegado al punto más alto del día, toca bajar. Lo hacemos en dirección sur, primero por un sendero estrecho y después por un camino más ancho. En un cruce señalizado nos desviamos para ver la pedra furada, una roca muy curiosa ya que está totalmente hueca por dentro.
Seguimos bajando, hacemos otro pequeño desvío para ver el mirador Outeiro do Lobo y acabamos llegando a Camposancos. Quizás toda esta bajada, salvo los momentos con vistas, sean lo menos bonito de la ruta.
Tras atravesar el pueblo llegamos a la playa fluvial de A Armona. Nos parece un lugar tan tranquilo e idílico que decidimos comer allí mismo en una mesa de madera. Estamos en pleno de mes de enero y no dejamos de asombrarnos con el día, incluso con algo de calor, que estamos teniendo. Qué sí, muy bonito… Pero no es nada normal.
Lo que vamos a hacer a partir de ahora es recorrer toda la costa hasta llegar de nuevo a A Guarda. Al principio la ruta transcurre entre pinares y a veces sobre pasarelas de madera. En uno de estos pinares, el más meridional de la ruta, han hecho una intervención pictórica con la representación de varios petroglifos encontrados en el monte del que venimos. Es inevitable, salvando las distancias, que este piñeiral castrexo O Puntal recuerde al bosque pintado de Oma.
Al girar en esta punta el paisaje cambia. Hemos abandonado el río y el mar abierto se embravece. Es una zona donde el viento suele soplar fuerte y no hay ningún árbol. Solo el paseo costero y vegetación baja. Hay un montón de gente paseando. Esta senda pasa junto a varias antiguas cetáreas.
Concluimos la ruta al llegar de nuevo a A Guarda. Dejamos las mochilas en el coche y nos vamos a tomar una cañita en una terraza al sol. ¡Ha sido un paseo fantástico!
Más información sobre esta ruta
Descubrí esta ruta en el libro Los mejores paseos por la costa gallega, de Sua Edizioak. Hay partes del recorrido que coinciden con el PR-G 122, Camiños do Trega, y con el PR-G 160, Ruta de la desembocadura del Miño, aunque ninguno de ellos se hace en su totalidad y hay tramos que no pertenecen a ningún sendero señalizado.
El acceso al monte Santa Trega en vehículo es de pago, pero caminando es gratuito.
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- Distance Instructions
Datos técnicos
- Longitud: 11,8 km
- Fecha de realización: 16/01/2022
- Desnivel de subida: 374 m
- Desnivel de bajada: 374 m
- Punto más alto: 341 m
- Punto más bajo: 2 m
- Tipo de recorrido: Circular
- MIDE / Severidad del medio natural: 1
- MIDE / Orientación en el itinerario: 3
- MIDE / Dificultad en el desplazamiento: 2
- MIDE / Cantidad de esfuerzo necesario: 3
Mapa
Información geográfica propiedad del Instituto Geográfico Nacional.
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